La depuradora de aguas residuales (EDAR) de Ágreda y Ólvega (Prov. de Soria) nuevamente vierte deteriorando gravemente el río y embalse de El Val, como viene siendo desde su inauguración en el año 2010 por diversos motivos; como son: fugas y entradas de aguas de los colectores, vertidos de empresas incontrolados por los ayuntamientos, mal funcionamiento de la instalación, y aumento del volumen y de la carga contaminante de los dos pueblos. La versión oficial achaca los problemas a que la EDAR se ha quedado pequeña, o dicho de otra manera que han autorizado actividades y vertidos para los que no tenían capacidad de depurar. Y la solución que van a aplicar de ampliar la depuradora no será efectiva en tanto no identifiquen a las empresas autoras de los vertidos y les impongan elevadas sanciones y las cierren y obliguen a instalar depuradoras propias.
El último episodio contaminante comenzó en torno al día 21 de febrero y se ha prolongado hasta el día de hoy, cuando el desagüe de la EDAR tiene una gran carga contaminante, tal y como lo muestra su aspecto y la eliminación de la flora y fauna acuática que hay aguas abajo, cuyos daños se prolongan a lo largo 8 km hasta desembocar en el embalse de El Val, donde las aguas putrefactas de este río se mezclan con las del río Queiles.
Dado que a veces el aspecto visual, olor y daños al río pueden no mostrar la calidad del vertido, y que en general cuando se pregunta a las autoridades, estas tienden a minimizar el vertido al achacarlo a problemas puntuales de la EDAR, aunque es evidente que el problema procede de vertidos ilegales de empresas; Ecologistas en Acción ha realizado un análisis del agua del río previamente al vertido de la EDAR, y del mismo vertido, cuyos resultados se pueden comprobar en la siguiente tabla, en la cual se expresan los valores de vertido que tiene autorizados y que son usados por la Confederación Hidrográfica del Ebro (CHE) en sus expedientes sancionadores. Además se ofrece el resultado del análisis realizado por la CHE el 21 de enero de 2022, que es el que más carga contaminante de ese episodio de vertidos, por el cual ambos ayuntamientos pagaron una sanción de 94.333 €, y 42.938 € por los daños producidos al río.
Como se observa en tabla, todos los parámetros superan los valores autorizados, empeoran la calidad del agua que lleva el río, que es bastante buena, y sobretodo superan los valores de la muestra con peor calidad que realizó la CHE en el episodio de vertidos de 2022.
Resultados de análisis de agua tomado por Ecologistas en Acción del río Val previamente al vertido y del vertido de la Depuradora de Aguas residuales de Ágreda-Ólvega (Soria)
En esta ocasión caso el vertido es con gran cantidad de espumas que se pueden observar a lo largo de 8 km del río Val, y muy especialmente en el Pozo de la Truchas: una de las cascadas más espectaculares de la provincia de Soria, que es promocionada como lugar turístico y de valor natural con un cartel financiado con fondos de la Red Natura. Ahora mismo se parece más a un jacuzzi lleno de jabón maloliente, que a una cascada de toba que es hábitat se interés prioritario para la Unión Europea, y sobre el cual la Junta de CyL deberían adoptar medidas para asegurar su conservación.
El anterior vertido fue a mediados de diciembre de 2023 y se prolongó a lo largo de un mes, en tal caso fueron de naturaleza grasienta que tiño de color gris todo el río. Dada las diferentes características del vertido, es lógico pensar que el causante del vertido son dos actividades económicas diferentes que se pueden ubicar en Ólvega y en Ágreda. En ambos casos, no han trascendido las actuaciones de los Ayuntamientos y alcaldes de Ágreda y Ólvega que son los responsables en la vigilancia, control y sanción de tales empresas. Esta cuestión hay que valorarla en el contexto de que en anteriores vertidos en el año 2012, 2016, 2017, 2018 y 2022 de autoría desconocida cuya sanción fue pagada por sus vecinos. Además de estos tres vertidos, ha habido otros muchos que no han sido sancionados por la CHE, la cual en muchos casos se ha enterado de los vertido de la EDAR por las denuncias de ecologistas y no por el trabajo de su personal ni por los avisos del Ayuntamiento o depuradora de Ágreda, que tienen la obligación de comunicarlo inmediatamente.
Las consecuencias de tales vertidos son que el río Val tiene estado calificado oficialmente como “peor que bueno” (lo cual es un eufemismo que en este caso significa que es un río muerto) y el embalse homónimo lo califican coloquialmente de forma más clara “es el más contaminado de la Cuenca del Ebro” según palabras textuales la CHE, lo cual significa que está eutrofizado y con problemas de albergar cianobacterias que hacen peligroso incluso su uso para el riego.
En este escenario falta la actuación del Gobierno de Aragón, y de los ayuntamientos y vecinos del Moncayo zaragozano, que parece no importarles que estén poniendo en riesgo su salud y su economía, la cual ya se ve afectada por la crisis del Cryptosporidium del nacimiento del Queiles y porque la vega del Queiles está declarada como “Zona Vulnerable” por culpa de usar unas aguas de riego que están cargados de nitratos, en especial de origen ganadero como así ha certificado la propia CHE.