Las lluvias torrenciales en Soria ponen a prueba la calidad de las infraestructuras y planificación hidrológica, y deberían ayudar a evitar errores.
Las lluvias torrenciales nos enseñan la calidad de la planificación urbanística de Soria y el interés de las autoridades por adaptarla a los nuevos tiempos. Por ejemplo la tormenta del lunes 8 de Julio con 62 litros/m² en algo más de una hora nos ha mostrado nuevamente las consecuencias de una falta de medidas.
Una de las causas son actuaciones como la impermeabilización del Parque de La Dehesa con el asfaltado de los paseos, la no separación de aguas residuales y pluviales en los nuevos barrios y la no derivación de estas últimas en superficie por las zonas naturales de evacuación que son las vaguadas, apropiadamente adaptadas.
Una medida que muchas ciudades están incorporando son los tanques o algibes de tormentas en diversos puntos y colectores de la ciudad para recoger las primeras gotas de lluvia que arrastran la contaminación del aire y del suelo para evitar que ésta llegue al río.
Esta tormenta también ha puesto en evidencia la importancia de tener una depuradora de aguas residuales (EDAR) a salvo de riesgos de inundaciones que producen daños a la infraestructura. Su costosa reparación la pagaremos con el recibo del agua. Además durante varios días va a estar depurando deficientemente, vertiendo por encima de lo autorizado y deteriorando el agua del Duero y del Embalse de Los Rábanos.
La construcción de la nueva EDAR en Los Rábanos debería ser parte de una planificación integral del ciclo del agua en la Ciudad que permitiese solucionar los problemas y vertidos que evidencian las lluvias torrenciales, y que debería estar ya aplicada en los nuevos barrios, en el colector de la carcel y en el polígono industrial de Valcorba.
La instalación de la nueva EDAR en zona inundable en Los Rábanos, existiendo alternativas, nos indica que la planificación de las infraestructuras hidráulicas en Soria necesita mejorar.
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