En ambientes cinegéticos, siempre sale a relucir el nombre de Soria como uno de los paraísos del corzo, por su abundancia y por sus trofeos.
Este renombre hace que vengan personajes de todo tipo, incluidos un hijo de Trump y también que se inflen los precios.
A los cazadores, bueno a una buena parte de ellos, les gusta fardar de que han ido de monterías a Sierra Morena, de ojeos de perdices a Toledo y de corzos a Soria. Y en ese contexto, en general, hacen realidad el tópico de que los cazadores exageran en exceso sus hazañas venatorias.
Por desgracia estas conversaciones de los mentideros cinegéticos trascienden últimamente a la sociedad y se les da coba (sobre todo en época electoral); de tal forma que se asume como cierto que la caza es una actividad deportiva, que deja grandes beneficios económicos y que controla las poblaciones de acuerdo a los intereses generales.
Todo en su justa medida. Pongamos como ejemplo al corzo y Soria para comprobar que no es oro todo lo que reluce:
– Recursos económicos. Los arrendatarios de los cotos pagan a los propietarios, especialmente a Ayuntamientos dueños de los montes, unos miles de euros que luego los rentabilizan con creces en la venta o disfrute directo de los precintos de los corzos machos, entre 600 y 1200€ por macho, generalmente sin factura (dinero negro que es lo que caracteriza a la caza, como así reconocen los estudios).
El elevado precio de los corzos sorianos no es problema ya que o bien los propios arrendatarios, o el cazador en último término, con cada precinto que le da la Junta de CyL mata 3 o más corzos. En último término, el que pierde un recurso económico es el ayuntamiento y la Junta de CyL, pero ni vecinos denuncian por este robo ni la Junta de CyL pone medidas de control eficaces. Eso sí, a esto le llaman furtivismo para alarmar, cuando en realidad es un fraude conocido y consentido del que participan los cazadores, y por omisión los ayuntamientos y la Junta de CyL
– Control de poblaciones: en teoría el supuesto control poblacional para evitar problemas a la agricultura y a la seguridad de las carreteras se lleva haciendo en CyL desde que se aprobó la Ley de Caza de 1996. Ley que establece la obligatoriedad de censos, estudios y cupos, que la Junta de CyL supervisa y aprueba. Todo ello en teoría, ya que los tribunales ponen en evidencia que no es así; y la realidad es que cada años aumentan los daños en cultivos y carreteras. ¿Dónde esta el control poblacional de interés general?. Los cazadores han gestionado las poblaciones de corzo en Soria desde hace décadas para aumentar su población y su rentabilidad económica de una forma egoísta, generando una elevada descompensanción de sexos, sobrepoblación, epizootias, etc.
– Deportividad: Las hembras de corzo se pueden cazar a partir del 1 de abril hasta finales de Junio. Justo cuando están en la última etapa de gestación, en parto o en las primeras semanas de cuidado del los corzinos. Luego, los cazadores piden a los “urbanitas ignorantes de las leyes naturales” que si ven un corzino que no lo toquen ni molesten (un consejo muy adecuado por cierto) porque es casi seguro que su madre esté cerca (si es que no la han cazado previamente en una supuesta acción “deportiva”).
La asociación ASDEN no está en contra de la caza, pero sí que es crítica con las malas formas de muchos cazadores, con sus pretensiones de imponernos sus egoístas criterios y con muchas de sus prácticas que no tienen nada de deportivo, ni de control poblacional ni de rentabilidad económica para la sociedad.
Por supuesto defendemos el derecho a criticar y poner en evidencias muchas de las perversiones y fraudes que existen en la caza, actividad difícil de aceptar viendo lo que ocurre.
Otras Causas
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