Muchas preguntas surgen cuando vemos una masa informe, oscura pero que, de repente, se mueve. Esa masa azul oscura la componen millones de pequeños animales, los colémbolos.
Fue en 1973 cuando Ernst Friedrich Schumacher publicó su libro Lo pequeño es hermoso (https://es.wikipedia.org/wiki/Lo_peque%C3%B1o_es_hermoso ), incluido entre los 100 libros más influyentes después de la Segunda Guerra Mundial y referencia obligada del ecologismo. Es normal que los grandes animales situados arriba de la cadena trófica, emblemas de la buena salud de los ecosistemas, capten nuestra atención y movilicen esfuerzos conservacionistas. Pero debería de preocuparnos lo mismo o más que no haya que limpiar los cristales del coche para quitar los insectos aplastados en él, como hacíamos habitualmente no hace tantos años, después de un viaje veraniego. Por suerte no parece estar en regresión un pequeño artrópodo hexápodo —próximo a los insectos— del que hemos podido observar billones (con “b”) de ejemplares este invierno en Soria. Se trata del colémbolo de nieve (también mal llamado “pulga de nieve”, por sus saltos). Hay casi 8.000 especies de colémbolos. Identificarlos –con el agravante de su pequeño tamaño- es labor titánica, así que sería aventurado decir que se trata de Hypogastrura nivicola, aunque es probable.
Cuando paseamos por el bosque en invierno los podemos reconocer a estos colémbolos como unos puntos alargados sobre la nieve, apenas visibles, pero que saltan cuando nos acercamos a ellos. Tapizan por millones piedras, troncos, charcos y otras superficies húmedas en pleno invierno, dándoles un color gris cobalto, que pasa desapercibido si no sabemos lo que es. Pero cuando nos acercamos vemos que esa superficie oscura está en efervescencia. Tienen una proteína anticongelante que puede sintetizarse y modificarse de manera que sirva para conservar mejor, órganos congelados para trasplantes y también puede usarse en la industria de fabricación de helados. Ejemplo de lo que podemos perder si perdemos biodiversidad.
Estos colémbolos son inofensivos y cumplen importantes funciones en los ecosistemas, ya que son descomponedores y alimento de otras especies.
Así que tenemos esta maravilla cerca de casa, y, con un poco de imaginación, podemos pensar que es tan atractiva como la migración de los ñus en el Serengeti, pero con muchos más animales, que ya es decir. Aunque no parece probable que estos colémbolos lleguen a ser un reclamo turístico, resultan muy atractivos para las personas que tengan un espíritu naturalista inquieto. No olvidemos que el gran entomólogo Jean-Henri Fabre realizó su gran obra sin salir de Francia. Las fotos que se adjuntan las ha hecho este invierno Mercedes Pérez Negredo, en Santervás de la Sierra y en el Mojón Pardo.
Más información:
https://es.wikipedia.org/wiki/Collembola
https://www.youtube.com/watch?v=DE2vIB0JolA
https://us.leskanaris.com/50-fascinating-facts-about-snow-fleas.html
https://www.facebook.com/watch/?v=410033447041536
https://www.sciencedirect.com/science/article/pii/S1870345314706955
http://sea-entomologia.org/IDE@/revista_36.pdf
https://www.sciencedirect.com/science/article/pii/S1870345314706955
https://us.leskanaris.com/50-fascinating-facts-about-snow-fleas.html
https://extension.psu.edu/colembolos
https://en.m.wikipedia.org/wiki/Hypogastrura_nivicola
https://animaldiversity.org/accounts/Hypogastrura_nivicola/classification/
https://es.m.wikipedia.org/wiki/Hexapoda
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